
Aquellos trabajadores eran obligados a deambular por zonas determinadas, a no poder hacerlo por otras, a permanecer en unas solo el tiempo necesario para realizar sus trabajos y a retornar a las reservadas para su residencia, una vez terminada la jornada laboral. Tenían que pedir autorización para desplazarse, poseer unas acreditaciones llamadas "pases", unos "papeles" que se lo permitiese y, en caso contrario, si carecían de esos pases, si eran unos "sin papeles", se arriesgaban a encarcelamientos y expulsiones de los territorios reservados para los privilegiados.
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